Hoy, 16 de julio de 2024, se cumplen 25 años exactos del estreno de Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut, 1999), la última película de Stanley Kubrick, basada en la novela Relato soñado (Traumnovelle, 1926) de Arthur Schnitzler.
En la película, un médico que hace trabajos éticamente cuestionables para un magnate de Nueva York se entera de las fantasías de infidelidad de su esposa. El golpe a su ego lo lleva a un viaje nocturno en el que busca, y no encuentra, su propia satisfacción sexual. En cambio (y no se sabe qué tanto de esto es real, qué tanto sueño o fantasía masoquista), tiene una serie de encuentros frustrantes con una larga serie de personajes, que culminan en una orgía ostentosa, vagamente ridícula, donde tal vez hay gente que él conoce, y tal vez su vida se pone en peligro.
Para mí, esa película importa mucho, como toda la obra de su director, que es mi favorito de toda la vida y uno de los más grandes de la historia del cine. De hecho, en esta nota podría hacer lo que muchos comentaristas de internet han estado haciendo desde 1999, es decir, obsesionarme con los detalles de una producción sumamente rica y sugerente, ambigua como todas las grandes obras de su director. Podría discutir la escena en el baño del oligarca Ziegler; podría conjeturar la identidad de la mujer enmascarada; podría sobreinterpretar las luces de navidad que se ven en tantos escenarios; podría encontrar las referencias a Lolita, 2001 y otras cintas; podría recordar que la contraseña para entrar en la casa misteriosa es Fidelio, que es como se llama la única ópera que compuso Beethoven (y cuyo título completo es Fidelio o el amor conyugal)…
Aunque también podría lamentar que la película nunca ha tenido la apreciación que merece. Kubrick, que padecía una reputación de cineasta recluso y lento, tardó mucho tiempo en desarrollarla y filmarla, y los papeles estelares eran interpretados por Tom Cruise y Nicole Kidman, entonces el matrimonio más famoso de Hollywood y quizá del mundo. La combinación resultó nefasta en aquel tiempo, cuando los sitios de espectáculos en línea empezaban con su costumbre de alimentar la expectación del público con información fragmentaria y pura especulación durante meses o hasta años antes de un estreno. La campaña de prensa tendenciosa o francamente falsa alrededor de Ojos bien cerrados parecería normal en la actualidad, cuando hordas de fans lanzan amenazas de muerte luego de leer un acerca de un trailer, pero en aquel momento fue algo nuevo. Y sí hizo daño a la película, que no es cine pornográfico como el que muchos esperaban y no tuvo el apoyo del propio cineasta, que murió poco antes del estreno y no pudo involucrarse, como era su costumbre, en promover su trabajo del mejor modo posible. Aunque la película fue la más taquillera de su director, y (me parece) una de sus obras maestras, la opinión generalizada se volcó a una especie de linchamiento mediático, donde casi todo el mundo con una plataforma en medios se sentía obligado a decir que Ojos bien cerrados era un fracaso. La conclusión venía antes del argumento. A estas alturas conocemos muchos ejemplos semejantes y podemos entenderlo mejor que en 1999.
El podcast You Must Remember This de Karina Longworth tiene un excelente repaso (en inglés) de la hechura y la controversia de la película. Hasta hoy, la inercia de la opinión pública sigue causando que algunas personas crean que Ojos bien cerrados es fallida sin siquiera haberla visto. A quien llegue a estas palabras, simplemente le propongo que no sea como esa gente y la vea. Es una película adulta y extraña: un drama donde se cuelan los sueños y las fantasías de sexo, poder y trascendencia que compensan la insignificancia de muchísimas vidas en el presente.
(O que no las compensan, ay de nosotros en los días que corren.)
Hola estimado Alberto Chimal:
Yo ví la película en su momento, me cautivó su misterio desde un principio. Si me gustó.
La volvería a ver.
Yo la volví a ver el otro día y me encantó de nuevo. Muchas gracias.
Gracias por tus anotaciones maestro Chimal, me invitan a darle otra leída a «ojos bien cerrados», han pasado 25 años de su estreno y sigue dando origen a nuevos comentarios, ese es un indicador de que es una buena pelicula, porque solo obras de este tipo logran vencer la prueba del tiempo como lo pueden ser también «full metal jacket», «Lolita», o «casta de malditos», Kubrick era un jugador de ajedrez y eso lo dejo claro dentro de sus peliculas como «odisea 2001», y «casta de malditos», el ajedrez es imaginación, improvisación, estrategia, audacia también, y Kubrick era audaz. También es uno de mis directores favoritos.
¡Saludos maestro!
Saludos para ti y muchas gracias.