Anotaciones

La codicia

book on red surface
Stanislav Kondratiev / Pexels.com

Hace años, oí al dueño de una startup mexicana insultar de frente a un grupo grande de bibliotecarios. Y en un congreso nacional de bibliotecas, además. Les dijo que no sólo sus trabajos, sino ellos mismos, eran obsoletos, y que las bibliotecas ya no eran más que almacenes de papel viejo. Su remate fue que los bibliotecarios eran viejos también: cuerpos redundantes en trabajos inútiles.

«No se preocupen del futuro», les dijo, palabras más o menos. «Ese es de la gente joven. No les teman. Son inteligentes y bellos.» Su conducta me pareció no solamente grosera sino deliberadamente repulsiva. Quería ofender. Si había algo de ironía en sus palabras, ya no era posible despegarlo de su actitud, su imagen ante el público, el resto de lo que dijo.

Tal vez, como es costumbre ahora, esperaba que alguien lo insultara en redes sociales, para obtener un poco de publicidad gratuita. De haber sido así, no quiero ni pensar en lo que el tipo diría ahora, en 2025, con el auge de la inteligencia artificial generativa. Probablemente propondría digitalizar bibliotecas enteras y luego destruir los libros físicos, como hizo Anthropic para alimentar a su chatbot.

(¿Vieron esa noticia? Se puede leer en este enlace: https://arstechnica.com/ai/2025/06/anthropic-destroyed-millions-of-print-books-to-build-its-ai-models)

Destruir libros (millones de libros) es un acto de barbarie. No me van a persuadir de lo contrario. Y lo hecho por esa empresa codiciosa, supuestamente con el objetivo de facilitarse sus tareas, es por lo tanto un acto bárbaro. Una muestra de salvajismo y de indiferencia ante la destrucción de algo muy valioso.

No recuerdo el nombre de la startup mexicana, pero era semejante a Wattpad, así que probablemente ya ha desaparecido. Otra empresa más empeñada en monopolizar herramientas creativas, igual que Anthropic y OpenAI y las demás que conocemos. Hace falta recordar que negocios así nunca son altruistas (ni indispensables). Y hay que llamar de la forma adecuada a sus actos de malignidad.

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