Esta nota es de un par de noticias antes de la FIL. Mañana, 28 de noviembre (espero), publicaré una lista completa de todo lo que haré en la Feria este año en el boletín de Substack de Raquel, mi esposa, y yo. Aquí lo pueden ver (y suscribirse, si gustan).
Hace un par de años me conseguí una cuenta de Bluesky, pero no la usé. Ahora he empezado a hacerlo porque he dejado definitivamente mi cuenta de X. El propietario actual del servicio antes llamado Twitter lo ha vuelto muy tóxico (ya sé que la palabra se usa de forma irreflexiva estos días, pero creo que se entenderá). Además, esa persona está haciendo mucho daño a su país adoptivo y, francamente, al mundo. Se me dirá que exagero, o que soy mexicano y por lo tanto no me afecta directamente, dado que el servicio es estadounidense. ¿Cuánta gente en el mundo lo usa pese a todo? La verdad es que la población de este planeta no debería estar atenida a los caprichos de un puñado de hombres ricos y poderosos en unos cuantos países. Estas últimas décadas han sido de una concentración enorme de poder, riqueza e influencia en cada vez menos gente. Al menos yo mismo puedo tratar de contribuir menos a ese proceso detestable.
(Ya sé que Bluesky es otra empresa privada, en el mismo país. Mientras las plataformas sociales y la infraestructura de internet se convierten en lo que deberían ser, es decir, servicios públicos, habrá que usar lo que haya disponible. Al menos me queda el consuelo de que la plataforma tiene herramientas aceptables de moderación y configuración, y de que Jack Dorsey, fundador de Bluesky y del viejo Twitter, ya no tiene influencia ni control en ninguna de las dos. Digo esto porque, al final, Dorsey parece haberse convertido en otro de esos oligarcas semifascistas. Qué fea época, francamente.)
La parte mejor de estos días es que tengo tres libros nuevos, que se estarán lanzando en la FIL de Guadalajara o en los meses siguientes. Ninguno es de textos nuevos: son la reedición de una novela, una antología personal y otra más de textos del siglo XIX, inspirada parcialmente en otro proyecto similar y ya desaparecido. No creo que la coincidencia sea un mensaje del cielo, pero yo mismo sí me siento en un tiempo de poner cosas en su sitio, de disponer lo que he hecho hasta el momento y dejarlo en orden. He contado por ahí que falleció mi mamá y estoy pasando por un proceso de duelo; ahora soy el más viejo de mi casa.
Los tres libros son:
Cartas para Lluvia, una nueva edición de mi novela para niños, corregida y aumentada, publicada ahora por Akal. Las ilustraciones, preciosas, son de Isidro Esquivel.
El Ángel de lo Extraño. Cuentos fantásticos del siglo XIX. Hace casi 20 años hice otra antología de tema similar, ya agotada. Esta contiene más textos y traducciones nuevas hechas expresamente. Las ilustraciones son de Andrea Caboara y el libro aparece en la colección Hilo de Aracne de la UNAM.
Finalmente, esta antología: Las estancias secretas, con algunos de mis mejores cuentos en sus versiones definitivas. No volverán a aparecer en ninguna otra colección: aquí se quedarán por el resto del tiempo que les toque. Esta publicación es muy especial para mí porque la está lanzando la legendaria editorial Atalanta, una de las de más hermoso catálogo (y diseño editorial) del idioma castellano. Creo que soy el único mexicano vivo en él; ahora estoy en la compañía de Francisco Tario, Vernon Lee, Yasutaka Tsutsui y otros de esos autores y autoras extraños que son mi gente, para bien y mal. El libro tiene un prólogo de Cecilia Eudave, una querida colega y amiga mexicana.
Si se encuentran cualquiera de estos libros, me encantaría saber qué les parecen.
Y ahora, algo de música.