El escritor imaginativo se consagra al arte en su sentido más esencial (…) Es un pintor de ambientes e imágenes mentales, un cazador y amplificador de sueños y fantasías elusivas, un viajero a esas tierras ignotas que se vislumbran a través del velo de lo posible pero sólo en raras ocasiones, y sólo para la gente más sensible (…) El placer, para mí, es la maravilla: lo inexplorado, lo inesperado, aquello que está escondido y la cosa inmutable que acecha detrás de la superficie cambiante. Rastrear lo remoto en lo inmediato: lo eterno en lo efímero; el pasado en el presente; lo infinito en lo finito; esos son para mí los manantiales del deleite y la belleza.
H. P. Lovecraft, “En defensa de ‘Dagón’” (1921), citado por S. T. Joshi en su prólogo a The Call of Cthulhu and Other Weird Stories (1999).

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